por López Rodríguez, Darío Andrés
La premisa bíblica básica respecto a la tierra es que ésta tiene un solo dueño absoluto, y ese dueño es Dios. “Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan” (Sal 24:1). Él es su creador y sustentador, y como tal ha otorgado al ser humano el privilegio y la responsabilidad de cuidarla (Gn 1:27-28). Como imagen de Dios, el ser humano es creado con una triple relación: con Dios, una relación de dependencia; con el prójimo, una relación de igualdad; con la tierra, una relación de mayordomía.
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