por Enns Eckert, Marlene

La educación no sucede en el vacío. Existe en estrecha relación con la organización socio-política, la cultura, la religión y la cosmovisión del contexto en que se desarrolla. Estas determinan en gran manera el fin de la educación, y este a su vez, determina el contenido (qué) y el proceso (cómo) educativo. Cuánto más reduccionista es el fin de la educación —por ejemplo si promueve solo más conocimiento intelectual, solo más destrezas y habilidades, o solo más autorrealización—, tanto menos promueve vida plena, y tanto más se aleja de la sabiduría. ¿Por qué? Porque la sabiduría en esencia es conciliadora y promovedora de la vida en su totalidad. Es por eso que, si la finalidad es educar para ser sabios —y la Biblia enfatiza esto (Mt 7:24-29; 1Co 2:1-15)— entonces tanto el contenido como el proceso educativo necesitan estar imbuidos de sabiduría.

Continúa…