por Bastos, Olgálvaro

El tatuaje y el ‘piercing’ son prácticas antiguas y hasta hoy siguen siendo parte importante de la autoexpresión en varias culturas, incluyendo las de América Latina. Puede haber diversos motivos detrás de la decisión de un tatuaje o un ‘piercing’: una manifestación de rebeldía, una declaración sobre creencias, afiliaciones o relaciones interpersonales, o sencillamente una moda. Algunos jóvenes se tatúan como marca de la membresía de un grupo, como las maras centroamericanas. También pueden reflejar un profundo deseo de adueñarse de su propio cuerpo o de infligirse heridas.
El tatuaje está mencionado en la Biblia solo una vez, en el Código de Santidad: “No se hagan heridas en el cuerpo por causa de los muertos, ni tatuajes en la piel” (Lv 19:28). El contexto era la práctica de expiación y sacrificio por los muertos. Dios mandaba que su pueblo no imite lo que hacían los pueblos paganos que se cortaban y se hacían tatuajes como culto a los muertos. El versículo anterior dice: “No se corten el cabello en redondo ni se despunten la barba” (Lv 19:27), así que ¡no son reglas generales!

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