por Velloso, C. Rosalee Ewell

Vivimos en un mundo lleno de escándalos donde las iglesias evangélicas se ven desafiadas por todos lados. A veces nuestro mayor obstáculo es una versión de la teología de la prosperidad. Otras veces enfrentamos la falta de seriedad del pueblo de Dios. En otras ocasiones son el liberalismo o el consumismo los que acaban con nuestras iglesias.

Cuando Judas escribió esta carta, los falsos maestros que se decían inspirados por los profetas enseñaban que la libertad en Cristo permitía a los cristianos no dar mayor importancia a la conducta moral, especialmente en relación con la sexualidad. Tales enseñanzas colocaban en duda la esperanza cristiana y destruían a la comunidad (ver el comentario sobre 2 Pedro). Después de dos mil años Judas trae una palabra alentadora y desafiante. Este siervo sencillo muestra a la iglesia la importancia de tomar en serio a Dios y de no conformarnos con un cristianismo superficial, sin gracia y sin vida.