por Rodríguez, Raúl

Este es el segundo y solemne encargo que Pablo dirige a su joven amigo y discípulo Timoteo. Como en el caso de 1 Timoteo y Tito, se trata de una carta intensamente personal, y al leerla se necesita tener en cuenta su género literario de “instrucción”, en que el autor interpela al lector como “hijo mío”, en tono exhortativo. Sin embargo, es también el testamento del apóstol Pablo para toda la iglesia de Cristo hasta el fin del tiempo y, como tal, es un importante legado apostólico para la iglesia en América Latina y alrededor del mundo hoy.

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